Es importante seguir un orden y no dejarse ninguna parte por cepillar. El cepillo se sujeta como si fuera un lápiz, y se coloca de tal manera que sus cerdas apunten hacia arriba en el maxilar superior y hacia abajo en la mandíbula formando un ángulo de 45 grados en relación con el eje longitudinal de los dientes, para que las cerdas penetren con suavidad en el surco gingival. Se debe presionar con delicadeza en el surco mientras se realizan pequeños movimientos vibratorios y rotacionales sin despegar el cepillo. El ruido por frotamiento de las cerdas indica presión excesiva.